martes, 20 de septiembre de 2011

A PROPÓSITO DEL CENTRO DE DOCUMENTACIÓN EX TERESA ARTE ACTUAL

Maribel Escobar Varillas

El Centro de Documentación Ex Teresa, archivo que surge casi a la par de lo que en 1993 fue llamado X´Teresa Arte Alternativo, responde al impulso que este espacio da a prácticas artísticas basadas en el tiempo, conceptuales, efímeras. Así, el archivo se ha ido conformando por registros documentales fotográficos, en video o audio que dan cuenta de acciones, instalaciones, obras de sitio específico y piezas sonoras que han estado ligadas al devenir y preocupaciones de Ex Teresa. A eso se suman los fondos bibliográfico, hemerográfico y de carpetas de artista que igualmente están ligados a dichas
prácticas.

Mi experiencia en este archivo es breve en tiempo —comenzó a inicios del 2011— pero la considero intensa y atravesada constantemente por las problemáticas que “Un problema común: Los archivos de Arte contemporáneo” pone sobre la mesa y otra más que incluyo al hilo de este breve texto.

Los primeros meses me di a la tarea de generar un diagnóstico general del archivo y sus diversos fondos para que éste sirviera de plataforma del Plan de trabajo que actualmente encamina los esfuerzos que hacemos en este espacio. Los ejes de este plan — I. Hacer Accesible: conservar, investigar, catalogar, digitalizar; II. Nutrir: documentar, adquirir, actualizar; III. Activar: generar resonancias y nuevas miradas; IV. Promover— están planteados en distintas fases y tiempos, teniendo en mente que ninguna actividad está aislado una de otra.

Un cuestionamiento medular, que es transversal a todos los ejes de trabajo, es el de cómo generar condiciones en las que las prácticas archivadas puedan ser leídas de forma crítica y compleja. De qué manera, a través del inventariar, se puede crear un dispositivo que posibilite que las distintas voces, que se urden en un archivo puedan entrelazarse y permitan la emergencia de posibles narrativas. Cómo generar distintas vías de acceso en las que las taxonomías privilegiadas no sólo sean el autor, formato, año. 

En eco con esto, sobre todo al tratarse de un archivo que guarda memoria de prácticas de tiempo, procesuales, nos hemos dado a la tarea de recontextualizar las prácticas. Pensar que hay poéticas en juego1 y que para poder activarlas, estudiarlas, acercarnos a ellas, el soporte fotográfico, en video, el nombre de un autor no son suficientes… Es indispensable el contexto, el cómo, el proyecto, el relato oral, la generación de entrevistas y el entretejer los distintos fondos documentales para ir construyendo una cartografía de los documentos que resguardamos y una metodología más precisa de aquello que al día de hoy seguimos documentando.

Por otro lado, me parece pertinente apuntar que una de las problemáticas insoslayables en un archivo es la superposición de capas y modos de hacer a cada cambio de gestión. En este sentido, y al encarar nuestro papel transitorio en estos espacios, considero que los manuales de procedimiento, las bitácoras, en suma las huellas de quien pasa por este entramado, no son una cuestión técnica, sino un rastro necesario del cómo se construyen y se tejen los relatos. También son tomas de posición que, finalmente, pueden ayudarnos a asumir las continuidades y discontinuidades, el movimiento al que un archivo, forzosamente, está expuesto.

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1Rolnik, Suely. “Furor de archivo” en Revista estudios visuales no. 7, enero, 2010. En
línea www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num7/08_rolnik.pdf


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