viernes, 22 de julio de 2011

SIMPLEMENTE LOLA

23 de noviembre de 2010.

Hoy empieza la verdadera labor detectivesca.

Más allá de los temas que abordó Olivier y sus productos finales, ya empiezo a distinguir (creo) algunas formas en el archivo.  Empiezo a ver sus texturas, pesos, líneas que lo recorren, etc.  
Por ejemplo, me llama la atención que la investigación sobre Tina Modotti está contenida en una sola carpeta negra (que por cierto tiene cartas originales de Antonio Saborit de sus propias investigaciones), pero la presencia de Lola Álvarez Bravo se trenza a lo largo del tiempo y del archivo de Olivier.  

Por otro lado, hay temas sobre los que escribió libros enteros de los que casi no hay materiales. Como que acabó la investigación y tiró todo. De otros, como Abraham Ángel hay poco material, aunque se ve que rascó hasta debajo de las piedras para conseguirlo. Por ejemplo, se recorrió el directorio telefónico hasta encontrar a los familiares y se fue al Panteón de Dolores a ver si realmente existía una tumba. Pero sobre Sergei Eisenstein hay cajas y cajas y cajas. Me da la sensación de que muchos de los archivos de y sobre los artistas en México son raquíticos, tercermundistas. Mucho del material de Eisenstein son copias de materiales en archivos en EU. Quizá, además de que tienen más recursos y costumbre de archivar, están mejor organizados para que quien investiga se pueda llevar copias. En el archivo de Olivier me he encontrado artículos de periódico mexicanos transcritos a mano. ¡Qué flojera!

Por último, me parece que la forma en la que Olivier investiga sobre los vivos y los muertos es muy distinta y que los materiales que reúne le sugieren el formato final del producto, ya sea algo más creativo como la película y sus novelas o más académico.  En fin, ya veré si no es sólo un alucine mío, pero por ejemplo,  el material que reunió sobre Tina y es verdaderamente maravilloso. Se ve la profundidad de la investigación en los detalles. Por ejemplo, hay información hasta del detective que investigó a la fotógrafa. Hay copias de sus pasaportes rusos, recortes de su estancia en la cárcel, cartas personales. Se siente como materia prima para una novela. En cambio de María Izquierdo lo que hay son textos y textos y más textos escritos por otras personas. 

Pero lo que me tiene cautivada es la relación entre Lola Álvarez Bravo y Olivier.  He estado escuchando las cintas de las entrevistas que le hace el crítico a la fotógrafa (el joven ávido de conocimientos a la anciana ávida de compartir su experiencia) y son un deleite. Fue su maestra. Hay grabaciones en las que están sentados analizando obra, otras que ella le platica de artistas, de la época, de las cuestiones políticas del momento.  Es el material en crudo de muchos de sus textos posteriores. 


Me intriga si se acercó a doña Lola para hablar de su trabajo y luego se dio cuenta que era una mina de oro de conocimiento de toda una época del medio artístico o si se acercó a consultar con ella sobre otros artistas y se topó con el espléndido trabajo de una fotógrafa que estaba medio olvidada.  Lo cierto es que es toda una historia de cariño del bueno.

En las cintas Lola platica de una película con Frida Kahlo.  Muero de curiosidad.  Nunca había oído de ella.  ¿La haría?

“Cuando estaba empezando a hacer los ensayos o las pruebas de la película que tenía yo proyectada con Frida pensé que una de las características más extraordinarias de Frida eran sus desdoblamientos constantes y quería yo lograr llamar con fotografía a la otra Frida…”
 
También habla de su rebeldía ante la asignación de roles y de que Manuel era contador en Hacienda y cómo era brillante para las cuentas. Menciona cómo empiezan como fotógrafos y de cómo ella se sentía totalmente ligada a él.

Es curioso que Olivier le pregunta muchas cosas evidenciando que es mujer -desde su maquillaje hasta quienes eran las otras mujeres de su generación. ¿Se le hubiera ocurrido preguntarle a Don Manuel Álvarez Bravo por su vestimenta o la de sus colegas? 

“Pero es que era la única mujer que andaba brincando con una cámara en la calle, en los desfiles de deportistas y del 16 de septiembre y todos los fotógrafos se burlaban de mí.  Así es que me volví gallo.  Luego, luego me volvía agresiva y encontraba siempre las palabras para defenderme.”   


Casi que podría hacer todo el proyecto sobre Lola en el archivo de Olivier.
Fotos de Lola y Olivier tomadas por Adolfo Patiño


Estas entrevistas son de finales de los setentas. Es muy curioso que además de las cintas, también estén las transcripciones a mano de las entrevistas, luego pasadas a máquina, luego citadas en los textos de Olivier en distintas épocas.  Se ve el proceso completito. También se ve el proceso de cómo fue cambiando su relación: al final él es el experto, el coleccionista de Lola, el que incluso le ayuda a colocar su archivo en Estados Unidos en el Center for Creative Photography.  El paso del tiempo.

Estar metida en el archivo de Oliver me ha hecho repensar en el de Pinto mi Raya. Siempre habíamos planteado como el archivo de PMR el material hemerográfico que hemos reunido a propósito.  Es un archivo voluntario.  Pero también está todo nuestro material de trabajo a lo largo de los años: invitaciones, cartas, trabajos de otros artistas, documentos de distintos tipos, etc. Está todo el material de Polvo de Gallina Negra y de los otros grupos de arte feminista ochenteros, material de la generación de Los Grupos que juntamos para la gira de conferencias que nos fuimos a dar Víctor y yo en 80 a Europa, todo tipo de documentos sobre espacios alternativos, los pleitos de grupos como Los Abajofirmantes que cuestionaron las becas del FONCA desde un principio y mucho más.  El archivo involuntario, el de trabajo, el de la vida misma y el archivo personal (diarios, agendas, etc.). ¿Me gustaría que alguien más se metiera a ver este material?

3 comentarios:

abigail dijo...

¿Ya leíste "Traidor, ¿y tú?" Tiene mucho que ver con todo lo que dices

Monica Mayer dijo...

Si, claro. Presentaron la novela durante el tiempo que estaba haciendo la investigación para la exposición y, aunque no pude ir a la presentación en el Museo Tamayo, rápidamente me conseguí un ejemplar. Una cosa que me llamó la atención al leerla es ver cómo está atravezada por el archivo. Es como un híbrido extraño entre la ficción y el documento. Lo mismo pasa con la película Un banquete en Tetlapayac, que, como digo por ahí, no es una película sobre una película inacabada, sino una película sobre el archivo de una película inacabada. En ambas el archivo no es sólo el cimiento, sino un elemento más de la obra con una fuerte presencia.

abigail dijo...

Exacto! Por suerte yo alcancé un ejemplar el día de la presentación; parece que ahora está muy difícil conseguirla, así que me parece excelente que hayas abierto la convocatoria de que el mejor comentario en el blog se lleva una.
En el archivo fotográfico del MUNAL también hay algunos cruces con este texto que son muy sutiles, no necesariamente a través de la publicación de una imagen contenida en el archivo. He empezado a entender algunas fotografías gracias a la novela. No he terminado de leerla, pero cuando lo haga, te los comento.

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